Un rincón, donde ser yo, reencontrarme con mis recuerdos, mi espuma azotada del Cantábrico, mis esquinas no cruzadas, las veredas recorridas en segundos que en ocasiones fueron siempre, y a veces guiado por el impulso de una locura que me hace ser como soy. Gracias por venir
martes, 25 de febrero de 2014
CEGUERA
Aquel día la ilusión fue sólo ilusiónUn rocío desgarrado cubría la mañanaY mis lágrimas lloraban rojo.Sin sombra, escondías palabrasEn el eco de la distancia.Ya no sabías verme
Que sería de nosotros sin ilusión? Aunque llores rojo, habrá merecido la pena. Desde el eco de la distancia, aún consigo verte.Fekicidades comio siempre, poeta
Es posible que el eco no sea suficiente, desafortunadamente el sonido pasa rápidamente a nuestro lado. Quizá para que nos vean, deberíamos hacernos ver. Dejar pasar el tiempo en espera de ser visto, puede ser dañino. Un beso Fran
Anónimo madrugador. Gracias por tus palabras, y recuerda que para que haya eco, tiene que haber sonido antes, para que te vean, a vece no basta con dejarnos ver, sino con que quieran vernos, y dejar pasar el tiempo solo es dañino, cuando nos quedamos rescoldos que no se apagan o que no somos capaces de hacer arder de nuevo. Un beso, anónimo
Maybe, seas quien seas, el equipaje solo pesa cuando no lo acomodas correctamente, o lo que cargas no sirve. Lo útil, lo necesario, siempre tiene un lugar.Un beso
Lo bueno y lo malo que tiene el eco es que, aun en las distancias más largas... siempre repite-epite-pite-ite-te-e-e-e-e-e-e-e... Y no importa nada que nos haga ciegos. ¡Me encanta que hayas vuelto, Fran, no dejes de escribir!
Que sería de nosotros sin ilusión? Aunque llores rojo, habrá merecido la pena. Desde el eco de la distancia, aún consigo verte.Fekicidades comio siempre, poeta
ResponderEliminarGracias anónimo. Afortunadamente, en ocasiones el eco resuena tan fuerte que no existen distancias, y, si queremos, siempre sabremos ver.
ResponderEliminarBreve e intenso,tan precioso y preciso que casi se puede palpar el dolor...
ResponderEliminarEs posible que el eco no sea suficiente, desafortunadamente el sonido pasa rápidamente a nuestro lado.
ResponderEliminarQuizá para que nos vean, deberíamos hacernos ver. Dejar pasar el tiempo en espera de ser visto, puede ser dañino. Un beso Fran
Myriam, siempre. Precioso, preciso, breve, intenso. Todo etéreo, todo eterno
ResponderEliminarAnónimo madrugador. Gracias por tus palabras, y recuerda que para que haya eco, tiene que haber sonido antes, para que te vean, a vece no basta con dejarnos ver, sino con que quieran vernos, y dejar pasar el tiempo solo es dañino, cuando nos quedamos rescoldos que no se apagan o que no somos capaces de hacer arder de nuevo. Un beso, anónimo
ResponderEliminarEs bueno caminar sin equipaje entonces. Un beso Fran
ResponderEliminarEs bueno entender el equipaje. Un beso Maybe?
ResponderEliminarEl equipaje termina pesando demasiado. Un beso, Fran
ResponderEliminarMaybe, seas quien seas, el equipaje solo pesa cuando no lo acomodas correctamente, o lo que cargas no sirve. Lo útil, lo necesario, siempre tiene un lugar.Un beso
ResponderEliminarLo bueno y lo malo que tiene el eco es que, aun en las distancias más largas... siempre repite-epite-pite-ite-te-e-e-e-e-e-e-e...
ResponderEliminarY no importa nada que nos haga ciegos.
¡Me encanta que hayas vuelto, Fran, no dejes de escribir!
Gracias No(elia) Con seguidores como tú, es un halago sentirse leído, y un empujón a mis yemas
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